Hablando de conocer, te apuesto a que no sabes lo que es sentir la noche. Esa oscuridad que recorre los pasos de tu corazón vehemente. El destello de la luna cuya influencia fluye por tus venas, tus piernas y tu ser deseando desgarrar toda tu lujuria a pedazos. Seguro que no tienes una idea de lo que hablo. Por eso te lo contaré.
Hace algún tiempo fui al Pacífico, por allá en las playas que seguramente has escuchado nombrar. Fue cuando cursaba segundo o tercer año de prepa, por lo que fue fácil organizar un selecto grupo de compañía. No me digas que nunca lo has hecho, quizás no has vivido. Total que estábamos en la playa a media noche. La luna en lo alto orbitaba sobre el tiempo irreprochable que estábamos pasando. Pero decidí caminar por el borde del agua, para que su frescura insaciable jugase con mis pies y que acariciara apenas una parte de mí para extinguir esa lascivia vehemente que me estaba consumiendo. Por eso me aparté del grupo con el que iba.
Minutos después decidí cubrirme con la sutileza de la madrea mientras la luna era mi única acompañante y testigo de todo cuanto empezaba a hacer. Decidí desnudar mi piel y entregarme a la noche; el haz de luna me miraba con desesperación insulsa. Dejé mi bañador en la orilla y me sedujo la lividez del mar junto al salobre aroma de la arena. Accedí a nadar desnuda para saciar aquella lubricidad que me brindaba sentirme deseada por la noche; como si aquella lúgubre esencia fuese tomándome por la cintura y recorriese desde mi cuello cada uno de mis poros buscando la mejor forma de acomodarse para saborear mi piel lozana. Me sentí adorado por la noche, el mar y la luna.
Pasaron escasos minutos antes que alguien descubriera mis dedos paseándose por mi cuerpo. La oscuridad que impregnaba el mar y la arena se hicieron añicos cuando vi llegar una de las tipas con las que iba. Mis piernas se estremecieron cuando dos manos ajenas me sujetaron valientes desde mis muslos y fueron ascendentes hasta mi pecho. La tipa que llegó hasta mí me había devorado todos los segundos desde que me vio. Pocas veces hasta ese segundo me sentí tan halagado gracias a una mirada tan lúbrica como reconfortante. Y sí. Yo me dejé llevar pues uno de mis tentaciones hasta ese momento, era sentir los femeninos labios de una mujer posándome sobre mí, mientras yo acariciaba todas sus formas.
El agua del mar nos cubrió completos. Refugiamos nuestras caricias bajo el agua traslúcida de la noche. Todas nuestras intenciones se fusionaron al unísono.
No fue suficiente ocultarnos bajo el agua. Tuvimos que ir en busca de la arena del lugar. Y entonces sí, sentí la noche y la luna como nunca al momento de mirar embelesado el eco de la luna, cuya mirada lívida cubría mi cuerpo y mi deseo, mientras la tipa saciaba su sed de mí con sus labios, su lengua y sus dedos. Salobre mi piel, ahíta de sus nocturnas caricias, pedía más de aquella que se atrevió a quitar de mi mente esa tentación que tenía por una mujer.
Me recosté algunos segundos, vestido solamente con la dicha de un final cuyo borde llegó hasta los átomos más íntimos de mi cuerpecito. Pero al final la tipa se enamoró de mí ( y hoy creo que yo lo estaba de ella ). Y obviamente no estábamos en sintonía; yo sólo deseaba despojarme de aquella tentación que carcomía mis entrañas todos los días ( al menos en ese dia ). Por eso lo hice, la mejor manera de quitarte una tentación es cediendo a ella, ¿lo recuerdas?
En verdad te extraño muchisimo y quiza nunca te lo dije pero
GRACIAS.
Ojala estes bien...
1 comment:
Me gusta esta chido
uuuu
que mal que ya no sepas nada dela chava u__U
pero pss de igual modo rifa ehhh
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