Un día te miraré, como si fuera el primero, como si no te hubiera conocido antes. Tres minutos necesitaré entonces, según concienzudos estudios científicos, para saber que podría enamorarme de tí. Como si no lo supiera ahora, tanto tiempo antes de volverte a ver.Tres minutos, tres, de la ganadería de los memorables, para que tus ojos se encuentren con los míos. Un pestañeo, una arruga invisible en la frente, un dibujo en los labios, y soy yo. Una sonrisa desmesurada.Tres minutos te serán suficientes para saber. ¿Un café? ¡Sí!Fin de la primera parte.Elegiremos la cafetería, ¿dentro o fuera?, dentro, que ya va haciendo fresco, ¿cómo lo quieres?, yo te lo llevo a la mesa, mira, aquella está bien, romperás el sobre del azúcar despacio, siguiendo una línea imaginaria, daré vueltas y vueltas al café, ¿te acuerdas?, el líquido cambiará de temperatura, de color y hasta de forma, hablaremos de ahora, de los conocidos, de los momentos, no me gusta frío pero me engañaré, llegaremos a los años en que no nos vimos, lo que hemos hecho, lo que hemos abandonado, el café solidificado en los bordes y el fondo de las tazas, el sol, aburrido, acabará marchándose, me tengo que ir, sí, yo también, ¡qué tarde se ha hecho!Tres largas horas de amena charla alrededor de la pregunta que no querrás hacer porque no sabrías qué responder si ella te dijera: ¿y tú?Fin de todas las partes, aunque siempre te dije que yo soy el mejor....
Sunday, May 14, 2006
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