vió
desde lejos, caminando en su misma dirección, unos treinta o cuarenta metros delante. Hacía varios meses desde la última vez, desde que ella se perdio en la inmensa oscuridad de una tarde de verano aqui en la ciduad.
Sus andares eran inconfundibles, el mismo contoneo de sus caderas al caminar y el reloj que siempre llevada de cualquier manera y la cabeza con menos pelo aún del que recordaba.
Aceleró el paso para alcanzarla.Le había sentado muy mal su marcha y no había contestado los primeros emails que recibió de él, en unas primeras semanas en las que lloró de tristeza y pataleó de rabia cada vez que se tropezaba con su recuerdo, o sea, constantemente. Añoró con inexplicable fuerza su cuerpo, su risa, los paseos y las conversaciones. No sabía a dónde ir ni con quién salir, y llegó a borrar algún email sin leerlo siquiera.Cuando ya iba a alcanzarla,
un semáforo a destiempo y un conductor con prisa le hicieron retrasar el momento. Se alegró, porque así podía imaginar un poco más el encuentro y disfrutarlo despacio. No había tardado mucho tiempo en pasarse el disgusto de la separación. La lógica y algunos amigos vinieron a enseñarle, por un lado, la importancia de decir la verdad y caminar con sinceridad en este mundo, y por otro, que ella en realidad nunca había dejado entrever ni un resquicio de esperanza de que la aventura con aquel joven que pronto seria un hombre le fuera a durar un segundo más que sus deseos de jugar y llevar la contraria.Ya lo tenía a su alcance. El siguiente semáforo había jugado a su favor, y ahora él esperaba, ajeno a todo, a cruzar la calle. Sin embargo, cuando ella había decidido por fin contestar al siguiente mensaje e incluso pedir disculpas si hiciera falta, el email ya no llegó. Esperó varios días y se enfadó de nuevo, ahora por lo pronto que él se había cansado de escribirle. Y ella tampoco escribió. Luego se lió en otras cosas y se hizo tarde para todo.Y ahora ya la tenía allí y nada importaba.
Mientras se avalanzaba sobre ella pasaron por su mente las siguientes horas de palabras y las palabras, recordo su aroma y cada instante en que ella lo beso sin el uso de la langua, las risas y una que otra promesa.
Y sintió, en un momento, todo lo que la había echado de menos.Con el brazo izquierdo la
abrazó con fuerza desde atrás, pegó su pecho a la espalda de ella
y con la mano derecha frotó acariciando su fino cabello...
,mientras casi gritaba:-¡Amor mío, qué alegría verte de nuevo!Cuando él pudo girar la cabeza, comprobó, espantado
que no conocía de nada a aquella señorita.
Al llegar a casa prendio el televisor, y miro programas de los 60 tas, y se percato de que el bat-man de aquella epoca podia ser un ico homosexual, ideo teorias de como poder convinar su corto guardarropa, reacomodo su cuarto, se rasuro la poca barba que le salia, se tomo una coca-cola, y entre el sonar de una pelea marital del cuarto de abajo se quedo dormido...
Cuando se desperto... solo escucho... "OJALA QUE SUS OJOS ME EXTRAÑEN TANTO HASTA QUE SANGREN"... encendio un cigarrillo, fumo un poco y al encontrar aquella foto donde ella y el estaban juntos decidio porfin abandonar ese recuerdo, mientras con aquel cigarro quemaba la foto, muchas lagrimas calleron de sus ojos... quiza el que sangraba ahora era el y no ella...
pero al fin habia entendido que era hora de cerrar el ciclo...
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